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miércoles, 29 de febrero de 2012

Mis Primeros Cien Mil y Bautismo de Fuego




MIS PRIMEROS CIEN MIL

Al final de una jornada de trabajo, he conseguido aumentar mi patrimonio desde unos 9.500 Cr. hasta superar los 100.000.

No ha sido una tarea fácil, ya que el comercio es muy dinámico. Tras haber encontrado una buena ruta comercial entre los sectores Círculo de Poder y la Nebulosa de Herrón, repentinamente entraron en escena unas enormes naves Boron de transporte de energia, las cuales literalmente hicieron polvo mi iniciativa. Con los cascos pintados de llamativo color verde (característico de la raza), anclaban en las Plantas Solares y se lo llevaban todo, elevando el precio de las Células de Energía a límites innegociables. Esto me obligó a mudarme y a comenzar a explorar otros sectores.

Resumiendo un poco, entre las decisiones que he tomado, una ha sido dejar a Brava I anclada en el Astillero Federal Argon, en el Sector Argon Prime. Casi la he perdido en una colisión con otro transporte, durante el egreso de una Puerta Estelar. Así que para evitar riesgo, reparé su casco y la mantendré estacionada hasta que consiga dinero y equipo suficiente como para volverla operativa a un nivel que me sirva.

Ahora debo viajar un par de sectores más para conseguir clientes y proveedores. Las Células de Energia son un negocio duro, ya que por su valor, se necesitan grandes cantidades para lograr una suma significativa en cada transacción. Pero es por eso, que salvo raras excepciones como la explicada al inicio, el negocio continúa funcionando. Además, se supone que un pobre comerciante como yo, deba hacer las cosas que otros evitan para poder tener la oportunidad de ganar algo de dinero.

Y no me ha ido mal.

He comprado un nuevo software comercial, que me permite conocer los precios del sector, sin necesidad de anclar en las Estaciones. Monté una torreta con un láser de pulso en la popa de La Novata y adquirí varios misiles Mosquito. Expandí la capacidad de carga a casi un 50 % de la original, y he mejorado los motores, y ahora cuento con 15 nudos extras de velocidad. También compré un Duplex de Escáner, que me permite monitorear el doble de alcance a mi alrededor. Todo en varias etapas, para evitar quedarme sin efectivo suficiente para comprar las Células en cantidad necesaria.

BAUTISMO DE FUEGO

En mi aventura exploratoria, llegué a un Sector llamado El Final del Presidente. Una falta de responsabilidad de mi parte, haberme atrevido a explorar una zona fronteriza con mi transporte. Pero pensé que quien no arriesga no gana, y por tal ocurrencia estuve a punto de perderlo todo.

Al ingresar, comencé a analizar cada instalación, una por una. Una Estación de Libre Comercio, rodeada de varias plantas de producción de armas, casi todas inoperativas por falta de insumos. Evidentemente, había encontrado clientes potenciales. A simple vista, y por el poco tráfico, me di cuenta que algo raro pasaba acá. Estimé que pocos comerciantes se aventuran por estas aguas, y a los pocos minutos supe la razón: "Piratas".

Pantalla del Sector, mostrando unos piratas en rojo
Desde la puerta contraria al Sector, ingresan tres cazas que mis sensores automáticamente pintaron de rojo. Mi reacción instintiva fue apuntar a La Novata hacia la Puerta Estelar más cercana, y muy a mi pesar, la vi tan lejana. Los piratas notaron mi presencia casi al instante y se vinieron como chancho a la batata. "Mierda!" pensé, cuando vi que alcanzaron los 210 nudos. Mi pobre transporte sólo llega a los 90! Se largó una carrera por la superviviencia hasta la Puerta Estelar, y yo no llevaba las de ganar.
¡Uno de mis perseguidores!

Desde el mismo lugar que entraron mis perseguidores, entra una cuarta nave. Esta vez, mucho más grande. Indudablemente, estos muchachos eran su vanguardia. La gran bestia, arremetió decididamente contra la Estación de Libre Comercio. Fué recibida por la bienvenida de varias torretas de láseres de protección, a las cuales respondió con fuego nutrido. A los cazas, totalmente enfocados en mi persecución, pareció no importarles mucho la situación de su nave mayor, y siguieron tras de mi.

Nave Capital Pirata atacando la Estación de Libre Comercio Argon
Ya estaba a media distancia de la Puerta que sería mi escape, cuando la alarma de misil lanzado resonó en mis parlantes. Puse piloto automático directo a la salida, e inmediatamente me monté en la torreta de cañones trasera para esperar al misil, el que pude identificar enseguida como un punto de luz brillante que cambiaba rápido de posición para situarse a mi popa. Le hice un par de disparos más allá del alcance efectivo, como para entender el rendimiento de los cañones, y me sorprendió la rapidéz con que agotaban las reservas de energía del sistema de armas, y la lentitud para reponerse tras una ráfaga. Esperé hasta estar seguro de tener el arma en un rango adecuado, mientras la alarma de aproximación del misil se hacía cada vez más repetitiva. Abrí fuego casi a quemarropa. Le descargué una andanada de disparos de casi dos segundos y comprobé la explosión repentina del misil. El pitido de alerta cesó y al marcar a los cazas como objetivos, los ví muy resagados, y enfrascados en la agresión hacia su blanco principal... la Estación de Libre Comercio.  Adelante, la Puerta de escape estaba ya casi encima.

Llegué al nuevo Sector aún preocupado por lo vivido, cuando me encuentro con un destructor Argon escoltado por al menos 9 cazas, que venían en dirección contraria. Sin dudas, la Estación de Libre Comercio había lanzado una llamada de auxilio, y los chicos buenos iban al rescate.

Cuando encuentros de pesos pesados suceden en el espacio de Universo X, suelen dejar como resultado, un montón de despojos. Algunos muy valiosos: equipos, misiles, sensores, cargas, pilotos eyectados por los que se cobran rescates o recompensas, y hasta naves que, aunque estén en estado deplorable, valen mucho dinero si se consigue llevarlas hasta un astillero y venderlas.

Una gran nave militar Argon acudiendo en ayuda desde un sector vecino
No voy a decir que no me sentí tentado de entrar junto a los militares, para hacer de carroñero tras el combate inminente. Pero ya era suficiente de tanta insensatéz, y decidí volver a Nébula de Herrón.

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